Puede que seas un emprendedor nato con la mente clara !felicidades! Puedes pasar a otro artículo de nuestro blog. De otra forma, sabrás lo complicado que puede resultar mantener la actitud mental durante el proceso de emprender. Por eso hemos recopilado estos 10 consejos para mantener en forma nuestra mentalidad emprendedora.
Seguramente la mayoría de nosotros, emprendedores noveles, tomamos esta decisión por desencanto. Salimos de la universidad ansiosos por trabajar. Recuerdo perfectamente las ganas que yo tenía. Pensaba en cobrar todos los meses una nómina. En no tener que estudiar los fines de semana. En vivir la vida padre. Creía que la verdadera libertad me esperaba… Iluso de mí.
Después de una década en distintas empresas. Tras muchas horas de vida atascado en las principales arterias de entrada y salida de Madrid y Barcelona, respirando gases de efecto invernadero. Habiendo vivido miles de días desnudos de pasión, tomé la decisión de emprender.
Bien, una vez tomada la decisión hay que empezar a mover el culo. Una parte importante es, claro, decidir qué vas a hacer en concreto, trazar un plan. Pero otra más importante aún, básica, es potenciar nuestra actitud y mentalidad emprendedora. Sin este punto da igual el resto.
No sé si conocéis esta fórmula de Victor Küppers, que explica el efecto actitud:

Correcto, en la fórmula de valor, las habilidades y conocimientos suman. Pero la actitud multiplica.
Así que en nuestro camino como emprendedores tenemos que nutrir los tres pilares. Adquirir conocimientos, mejorar nuestras habilidades y cultivar una actitud positiva y motivada. Así conseguiremos una mentalidad emprendedora sana y poderosa.
Consejos mentalidad emprendedora
Puedes leer los consejos en el orden que quieras. No están ordenados por importancia. Aunque los hemos agrupado con un criterio bastante flexible. Los 3 primeros están relacionados con lo social. Los 4 siguientes se enfocan en la metodología. Y los 3 últimos hablan del equilibrio cuerpo-mente.

Cambia tu sistema de creencias
Vivimos en un sistema que de forma tradicional premia la falsa seguridad de un trabajo ‘estable’. Los desempleados se miran con una mezcla de pena, desprecio y superioridad. Ya no digamos la gente que deja un trabajo ‘porque no le gusta’ o ‘porque no es feliz’. Ese es un bala perdida, se debe de creer que los billetes crecen en los árboles y bla bla… podría seguir con tópicos hasta mañana.
Pero sí, es la opinión mayoritaria. Por eso un punto clave para emprender es decidir qué es más importante para ti. Ser feliz y sentir pasión por lo que haces. Levantarte con ganas y trabajar durante horas manteniendo las mismas ganas. Luchar por lo que quieres. O bien consumirte en la jaula de cristal de una oficina moderna y gris, viendo cómo los años se escapan entre tus dedos. Por poner un ejemplo.
Escucha filtrando
Una vez que tengamos un sistema de creencias establecido tenemos que aprender a defenderlo. Tenemos claro qué es lo que queremos. Aunque también tenemos que mantenernos firmes ante las opiniones que irán en nuestra contra.
Hablo de familiares, amigos, ex-compañeros de trabajo y un largo etcétera. Ya sabemos cómo es el tema. Hay gente que opina de forma constructiva. Y otra lo hace rozando la burla… que te resbale. Aprovéchate de los feedback positivos o constructivos, y aprende a que no te afecten los demás.
Rodéate
Tener cerca gente con tus mismos intereses hará que aumente tu motivación. Ya sea a nivel personal o profesional, hacer un networking efectivo hará que se creen sinergias. En eventos, por redes sociales, en coworkings, en grupos de mastermind… Hay un millón de formas, pero rodearte de otros como tú llevará tu mentalidad emprendedora a otro nivel.
Lista de objetivos
Ha llegado el momento de aterrizar tus ideas sobre el papel. No voy a desarrollarlo mucho en este post, pero tener definidos tu DAFO, tus servicios, tu público objetivo, unas líneas básicas de estrategia y unos objetivos realistas servirán como esqueleto de tu hoja de ruta.
Organízate
Todos hemos tenido la sensación de bloqueo cuando tenemos un millón de cosas por hacer. La clave es saber gestionar tu tiempo y tus tareas. Aunque tu ‘yo estresado’ quiera ponerse a trabajar a salto de mata, ¡resiste! Dedicar una parte de tu tiempo a organizar un plan de acción para el día/semana va a darte una visión más clara y sobre todo, te va a ayudar a poner el foco en una tarea cada vez.
Hay múltiples métodos para la organización del tiempo y las tareas y el aumento de la productividad. Algún ejemplo que yo uso:
- Google Calendar: planificar las tareas con fecha y hora evita que procrastinemos. Eso sí, no vale con apuntarlas, hay que intentar seguir el plan en lo posible.
- Kanban: es un método muy visual de organización de tareas en un panel (real o virtual) con varias columnas. Es ideal para el trabajo colaborativo, aunque también es apto para el uso personal. Hay aplicaciones muy buenas como Trello o Kanbanflow.
- OneNote: es mi preferido entre los blocs virtuales, donde guardar completamente organizada toda tu documentación, diseños, facturas, imágenes, audios, videos…
No pares de aprender
Lee libros, asiste a eventos y cursos, escucha charlas, sigue tutoriales, suscríbete a podcasts. Los recursos de aprendizaje, gratuitos o de pago, son infinitos. Es importante que como parte de tu rutina introduzcas la formación.
Busca un equilibrio entre la formación necesaria para tu trabajo, y aquella quizá no imprescindible, pero con la que disfrutes aprendiendo.
Resiliencia
El otro día vi una charla de TED muy inspiradora. El ponente hablaba de una lección de vida impartida por su abuela. Resumiendo, de pequeño saliendo del gallinero de la abuela se le había roto un huevo. El niño lloroso se volvió hacia ella, que lo invitó a volver al gallinero a ver si había más huevos.
La moraleja es que emprender significa ensayo y error. Y si tras el primer huevo roto, o tras la primera docena, nos rendimos, no habrá servido de nada todo el trabajo.
Tenemos que perseverar e ir corrigiendo y ajustando después de cada intento. Si aún así se rompen todos los huevos, no podremos decir que no hemos conseguido nada, sino que hemos aprendido mucho. ¿La buena noticia? ¡Que al día siguiente habrá más huevos!
Ejercita tu cuerpo
No es ningún secreto que cuando hacemos ejercicio nuestro cuerpo libera endorfinas (opioides endógenos), se refuerza nuestro sistema inmunitario, se reduce el estrés y la presión arterial, mejora nuestra densidad ósea y presión arterial, aumenta nuestra flexibilidad…
Dentro de nuestras posibilidades físicas y temporales, hacer ejercicio varias veces por semana nos hará sentirnos mejor.
Tómate un descanso
¿Alguna vez has intentado resolver un problema tras 10 horas trabajando? Alguna de esas veces seguro que has estado dándole vueltas una, dos, tres horas. Te has ido a la cama cabreado y a la mañana siguiente, temprano, lo has resuelto en 5 minutos. !No entiendes cómo no pudiste verlo la noche anterior! Te suena ¿verdad?
Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan descansar. Llega un momento en que se saturan nuestros sentidos, se acumula el cansancio, nuestras neuronas patinan y nuestra productividad cae en picado.
Planifica tus horas de trabajo, respeta tus descansos. Cada día ha de tener unas horas de descanso, y cada semana unos días de descanso. No quiero decir que si tienes que entregar un proyecto no puedas ampliar las horas de trabajo. Pero haz que sea algo puntual. Lo agradecerás.
Dentro de tu tiempo de descanso intenta alternar actividades que te llenen, como estar con familia y amigos, practicar alguna afición, con otras de desconexión y tiempo para ti.
Acércate a tu diálogo interior
Este consejo va a servirte no sólo para emprender, también para el resto de tu vida.
La mayoría de las veces tu mayor enemigo está en tu interior. Identificar nuestro diálogo interno puede resultar muy difícil al principio, pero tómatelo como un juego.
Cuando empieces a oírlo… ¿qué te dice? Si dice cosas como ‘Qué inútil soy’, ‘No valgo para nada’, ‘Otro vez mal, siempre igual’, ‘Soy lo peor’, ‘No lo voy a conseguir’. No te preocupes, no estás loco. Es muy habitual.
Nuestra mente es una herramienta poderosa, pero a veces juega en nuestra contra.
Deja de identificarte con ese diálogo, y cámbialo por fórmulas positivas. Relajarnos con técnicas de meditación y mindfulness. Evitar la autocompasión y los juicios sobre uno mismo. Todo ello va a ayudarnos no sólo a estar más centrados en nuestro trabajo, sino a aumentar la autoestima y ser más felices en el día a día.